Serbia – el Estado paria de los Balcanes

 

Si hoy la prensa oficial – burguesa – democrática se refiere a Serbia, siempre lo hace con la reserva de que: ¿se han normalizado ya? ¿están ya de acuerdo con las normas europeas? ¿se rinden a nuestros exigencias? ¿están preparados a aceptar la pérdida de Kosovo? ¿van a extraditar sus “criminales de guerra”, ante todo Ratko Mladic?
Antes de referirse a las problemas reales de este país, antes de ocuparse con la miseria de la gente allí, los medios de comunicación, de acuerdo con la política imperialista, exigen de los políticos – ¡y del pueblo! – serbios un sometimiento bajo los exigencias de los países que gobiernan el mundo y que imponen sus estándares a los menos poderosos.

Mientras en los tiempos de la antigua Yugoslavia había un cierto respecto hacía este país y los políticos del mundo trataron a Tito y su gobierno con estimo, hoy en día los estados sucesores se consideran gobiernos títeres al mando de la UE, EE.UU. y la OTAN. Los políticos elegidos en sus respectivos países tienen que buscar su apoyo, su legitimación ante los diplomáticos y militares de estas entidades para poder gobernar. Los Balcanes, más que nunca, se han convertido de nuevo en el patio trasero del Oeste.

Una de las bellezas de Serbia: La fortaleza de Golubac en la orilla del Danubio, cerca de la gran presa de la “Puerta del Hierro” (Djerdap)

 

I. La génesis del estado serbio

1. La primera Yugoslavia y su desmantelamiento durante la 2. Guerra Mundial

Ya la primera Yugoslavia, fundado en 1918 como ganador de la I. Guerra Mundial, tenía como problema inicial una mezcla de varias nacionalidades, desarrolladas en sus respectivos estados. Montenegro había sido independiente y hubo de ser conquistado. Croacia y Eslovenia habían estado bajo dominio austriaco por mucho tiempo, y Bosnia en un entremedio, como país anexado por parte de Austria en 1908. Macedonia y Kosovo habían permanecidos bajo el Imperio Otomano hasta poco antes de la I. Guerra Mundial.
Entre los políticos de entonces prevalecía el concepto la idea de los “Eslavos del Sur” (yugoslavos) unidos, pero de repente se vieron decepcionados. El rey de Serbia impuso su dominio con mano férrea, así creando resistencia en todas partes de su reino que culminó en la matanza a tiros de unos diputados croatas en el parlamento yugoslavo en 1928. Como consecuencia de esa matanza y los disturbios populares que la sucedieron el rey impuso la dictadura y reagrupó los terrenos de Yugoslavia en los “banovinas”, así eliminando las entidades históricas. Eso le costó la vida: unos terroristas de la Ustasha – un movimiento nacionalista croata creado en el exilio en Italia en 1929 y fomentado por Mussolini en los años 30 – le asesinaron en 1934.
Los nacionalsocialistas y sus aliados fascistas se sirvieron de los antagonismos nacionalistas de Yugoslavia en su conquista de los Balcanes (la overtura de su ataque a la Unión Soviética): A Eslovenia dividieron entre Alemania, Italia y Hungría, su aliado. En Croacia instalaron sus aliados títeres de la Ustasha y les dieron también a Bosnia y una parte de Serbia llamado Srem. La Ustasha empezó una matanza feroz de los serbios y judíos, y la destrucción de iglesias ortodoxas y sinagogas. Montenegro, partes de Dalmacia y Kosovo, junto con Albania, formaban parte del “Imperio” balcánico de Italia, menos unas partes de estas entidades. Macedonia se dividía entre Italia y Bulgaria. Partes de Serbia eran repartidos entre fuerzas de ocupación alemanas y húngaras, y en el resto se instaló un gobierno títere bajo el mando del militar serbio Milan Nedic.

 

2. La Yugoslavia socialista y su posición entre los bloques

La segunda Yugoslavia, a nacer de la lucha de los partisanos, liderados por el Partido Comunista de Yugoslavia, tenía el consentimiento de los poderes victoriosos de esta guerra, ante todos de Inglaterra y Unión Soviética. Este estimo se reforzó por parte de Occidente después de la ruptura con Unión Soviética en 1948. Por unas décadas Yugoslavia disfrutaba de condiciones favorables en el comercio exterior con los países capitalistas. También comerciaba con los países del Bloque del Este. Yugoslavia tenía una posición excepcional en el mundo posguerra: Aunque era un país declarado socialista, tenía el apoyo de Occidente, y podía efectuar un intercambio de bienes con el mundo capitalista. Gracias a este comercio tenía las posibilidades de desarrollar su economía, establecer una minería, industria y agricultura capaces de desabastecer su gente, importar lo que necesitaba y exportar lo que le sobraba.
En la conferencia de Bandung en 1955 Yugoslavia creía, junto con la India, Egipcio y China el movimiento de los “Países no Aliados” que en el futuro le proporcionaba a Yugoslavia no solo un peso importante en el mundo imperialista, sino un vasto mercado entre los países “en desarrollo”, para sus mercancías de consumo, y también su producción de armas. Yugoslavia tenía una gran industria de armas, de aviones, de coches, y de maquinaría. Respecto a las armas hay que destacar que estas armas no eran solamente una gran fuente de ingresos de divisas, sino también se empleaban en el interior: Yugoslavia con su Ejercito Popular mantenía uno de los más grandes ejércitos del mundo, destinados a defenderse contra cualquier agresión de fuera. (Como absurdo, la doctrina de la defensa la del escenario de una agresión nuclear por parte de la Unión Soviética.)

Ante este poder defensivo hubiera sido casi imposible vencer este estado con una invasión de fuera. Los quienes más tarde querrán que este estado desaparezca tenían que destruirlo de dentro, quiere decir, basarse en las fuerzas centrifúgales.

Porque el gran problema de Yugoslavia era su herencia del pasado, el antagonismo entre las distintas nacionalidades, las heridas abiertas y mal curadas, y la manera de tratar con ellos.
Desde 1945 a 1973 regía un centralismo estricto y una fuerte represión de cualquier manifestación de sentimientos nacionalistas. Entre 1944 y 1948 huyeron, o eran detenidos, matados o expulsados los suabos (alemanes) del norte de Serbia. Así desaparecieron cerca de medio millón de personas. En sus lugares las autoridades yugoslavas domiciliaron habitantes de otras, montañosas partes de Yugoslavia. La repatriación forzada y posterior matanza de soldados croatas y eslovenos que hubieran huidos a la ciudad austriaca de Bleiburg, pero eran entregados por los ingleses a las autoridades yugoslavas se recuerda en Croacia como “krizni put” (vía crucis). Como campo de detención y exterminio se usaba el anterior campo de concentración croata, Jasenovac – eso es la razón porque después de 1945 nunca se investigaron las atrocidades cometidos allí bajo el gobierno de la Ustasha.
Aparte de estas represiones, bajo el lema ¡abajo con los antagonismos de ayer! todas las nacionalidades eran forzados de integrarse de alguna manera u otra en el estado común. Todos debían ser yugoslavos. Esta política era muy vinculada con la persona del Ministro del Interior y jefe del servicio secreto, Aleksandar Rankovic. Con su dimisión en 1966 empezaron primeros pasos hacía el reconocimiento de las varias nacionalidades del estado común. En 1970 fundaron la primera universidad albanesa en Prishtina.
La ruptura con la Unión Soviética en 1948 había forzado los comunistas yugoslavos a volverse hacía Occidente y inventar su “tercer camino” entre comunismo y capitalismo. En el marco de este “tercer camino” más tarde decidieron de ganarse la población con un cierto grado de participación en las decisiones económicas, y por eso recurrieron a la tradición de los consejos obreros de las primeras décadas de siglo XX: Así nació la famosa “autogestión obrera” yugoslava, un modelo muy estudiado por la izquierda de los años 70 y casi olvidado hoy en día.

 

3. La constitución de 1974 y sus consecuencias

La constitución de 1974, vinculada ante todo al nombre del esloveno Edvard Kardelj, en tiempo de su promulgación se consideraba la más larga del mundo. Regulaba detalladamente las competencias entre los varios órganos estatales, federales, comunales, y también de los consejos obreros.
Respecto a las nacionalidades se hizo una distinción entre ellos: Los serbios, croatas, eslovenos, macedonios, los montenegrinos y los musulmanes eslavos se consideraron naciones constituyentes de la Republica Federativa de Yugoslavia. Gente con otra cultura y/o lengua, como los albaneses, los húngaros, eslovacos y rumanos recibieron una clasificación menor, la de nacionalidades, con menos derechos de autogestión. Los estados “constituyentes” que se establecieron a base de esta distinción recibieron en esta constitución el derecho de salida del estado común a base de plebiscito.
No se encuentra una determinación similar en ninguna constitución del mundo. Los políticos yugoslavos evidentemente pensaron que jamás se iba a generar una situación en que alguien iba a valerse de este derecho, sino lo consideraron un gesto muy generoso para subrayar la voluntariedad de todos sus ciudadanos para participar en el estado común. Un estado, cabe recordar, muy respectado y próspero en el año 1974, no aliado pero reconocido por todos los poderes mundiales, y estimado en su papel de una especie de amortiguador militar y político en los Balcanes, una zona muy sensible del punto de vista estratégico.
Respecto a la Republica de Serbia se hizo una división administrativa especial: Se dividía en la Serbia propia y dos provincias autónomas, de Kosovo y Voivodina. Con eso se reunían dos desventajas de esta constitución federal: Los nacionalistas serbios se sentían decepcionados y humillados en su propia casa mientras los albaneses y húngaros (la mayor minoría étnica en Voivodina) se sentían desfavorecidos respecto a su derecho de autogestión.

Iglesia del Monasterio de Visoki Decani, cerca de Pec en Kosovo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y protegido por las fuerzas de KFOR, mientras los nacionalistas albaneses organizados en el Movimiento Autodeterminación (Lëvizia Vetëvendosje) lo quieren destruir.

 

4. El fin de la Guerra Fría y la redundancia de “terceros caminos”

selló la suerte de Yugoslavia. Este proceso se inició, irónicamente, con la llegada al poder de Gorbachov, una persona intentando de reformar el sistema soviético, y terminando en no solo destruyéndolo, sino también disolviendo el estado que lo había generado.
En EE.UU. bajo el gobierno de Reagan se formó un comité para estudiar como cambiar a Yugoslavia, integrarlo en el mundo capitalista, en el marco del programa de este presidente de “escribir el ultimo capítulo del libro del comunismo”. En 1984 el gobierno estadounidense decidió cambiar su política hacia Yugoslavia. Desde entonces el comercio con Yugoslavia se sometió por gran parte a las mismas restricciones que todos los estados del hemisferio occidental tenían que aplicar a los países de la órbita soviética. El creciente déficit comercial desembocó en una deuda estatal creciente, y el FMI empezó a implementar sus exigencias al gobierno yugoslavo. Entre otras medidas, prohibió la transferencia de fondos de los estados federales más prósperos, como Eslovenia y Croacia hacia otras regiones: Estos fondos se deberían destinar al pago de la deuda exterior. Como consecuencia todos los gobiernos de los estados federales empezaron a mirar mal el estado común y su construcción bastantemente frágil: Los unos se sintieron saqueados para pagar la deuda contraído por el estado central, los demás se sintieron privados de su ayuda de desarrollo interno. Contra la inflación reinante en finales de los años ’80 el FMI, siguiendo su política general de “austeridad”, de “dinero escaso”, impuso restricciones a la emisión de dinero. Como consecuencia los empleados públicos – en la administración, la educación, los hospitales y en las empresas que casi todos eran estatal – en muchas partes de Yugoslavia no recibieron salarios. Entonces el gobierno serbio empezó a imprimir dinares, algo permitido por la constitución, pero sin el consentimiento de los demás jefes federales. Para efectuar los pagos en divisas el gobierno central confiscó los depósitos de los ciudadanos en sus cuentas de divisas.

Y empezaron el separatismo y las guerras.

 

5. La(s) guerra(s) y la disolución. El papel de la “Comunidad Internacional”

Los gobiernos y diplomáticos europeos y americanos muy pronto tomaron las riendas para dividir Yugoslavia, llamándolo “pacificación”. Los incendiarios se hicieron pasar por bomberos. Mientras tanto, combatieron por el poder sobre los Balcanes: ¿Quién es el primero a reconocer nuevos estadillos? ¿Quién tiene el ejército más eficiente para hacer obedecer a los combatientes? ¿Quién suministra material bélico a quién, y quién lo prohíbe?
La disolución de Yugoslavia se firmó y recibió su forma legal y decisiva con los acuerdos de Dayton en 1995, cuyo creador se fue de este mundo hace poco. Con eso, por supuesto, no se detuvo el proceso de la desintegración. Serbia todavía tenía demasiado de protagonismo y ambición política para el papel que los estados europeos y EE.UU. le habían designado. Siguió la guerra de 1999 para arrebatarle Kosovo, y la separación de Montenegro, desde hace tiempo y cuidadosamente preparada – ante todo de Alemania – y finalmente concluido en 2006 con un plebiscito manipulado.

Esta última secesión privó Serbia de su acceso al mar.

 

II. Serbia hoy

1. La situación política y militar. Serbia y la OTAN

Los Balcanes en general y Serbia en particular siempre han tenido gran importancia estratégica: Los Balcanes unen los mares Mediterráneo y Negro, y la ruta más frecuentada entre Europa y Asia Menor pasa por Serbia. El Danubio, el rió más usado por el transporte fluvial, pasa por Serbia. Ahora Serbia está en el centro de muchos proyectos de ampliación de carreteras, autopistas, ferrocarriles y telecomunicaciones de la EU.
En tiempo de la Guerra Fría Yugoslavia controlaba la zona, y ni la OTAN ni el Pacto de Varsovia pretendían de instalarse allí. Se conformaron con sus aliados (Grecia de la OTAN, Bulgaria de la unión Soviética) y con el hecho que el enemigo no se adueñaba de los Balcanes.
Ahora todo el territorio de la antigua Yugoslavia, con la excepción de Serbia, es de la OTAN: Bosnia es un país ocupado por tropas de la OTAN desde 1995. En Kosovo EE.UU. en 1999 ha instalado su base más grande de Europa, Camp Bondsteel. Desde 1999 Macedonia también está llena de tropas de la OTAN, aunque Grecia hasta hoy bloquea su admisión formal. Eslovenia y Croacia entraron en 2009, y Montenegro está en el proceso de integrarse en esta alianza militar.
También los otras estados vecinos están miembros de la OTAN: Hungría entró en 1999, en buen tiempo para servir de base para los ataques de la OTAN, Rumania entonces ya entregó sus aeropuertos para los vuelos de las aviones de la OTAN y, igual que Bulgaria, era admitido en 2004.
Sobre Serbia así pesa una amenaza constante: si en cualquier asunto quiere salir del consenso imperialista, siempre tiene contar con nuevos ataques, o guerras. Así finalmente su gobierno tuvo que aceptar la pérdida de Kosovo, cuya autoproclamación de independencia en 2008 está en contradicción con la resolución 1244 de la ONU, y con el derecho internacional.

El edificio de la televisión serbia en 1999 después del bombardeo.

El único aliado que tiene Serbia es Rusia. Pero esta alianza es muy débil: Rusia no ha protegido Serbia contra los ataques militares, y no ha podido – o querido – impedir su desmantelamiento. Mientras las ventajas de esta asociación son de doble filo, la desventaja es muy obvia: Occidente, es decir: la OTAN, la UE y EE.UU. consideran Serbia la cabecera de puente político y militar de Rusia, y el último obstáculo para su dominio sobre los Balcanes.

 

2. La “amistad” con Rusia

Mucha gente en Serbia hasta hoy pregunta con amargura: ¿Cómo es posible que los rusos nos abandonaron tanto en 1999?
Hacen la vista gorda, por supuesto, del estado en que se encontraba Rusia en esta temporada: Tenían un jefe de estado borracho al servicio incondicional de los oligarcas, un ejército fracasado, ningún concepto de política exterior, y una economía al borde de hundimiento. Rusia en 1999 era un estado en quiebra. Desde entonces, sin embargo, las cosas han cambiado. El servicio secreto se ha apoderado del estado, los políticos surgidos de allí han retomado las riendas del gobierno, y Rusia ahora es un poder con que ha que contar en la política internacional.
Respecto a Serbia Rusia tiene sus propias calculaciones. Ante todo se considera un aliado en asuntos de economía. Rusia apenas tiene enlaces militares con Serbia, y (por lo menos hoy) no quiere tener un papel militar en los Balcanes, pero las empresas rusas invierten en Serbia. Con el comercio que Serbia todavía tiene con sus vecinos, y sus viejos contactos económicos es una pista de aterrizaje para los empresarios rusos que a través de Serbia pueden infiltrarse en el mercado europeo. Serbia es el único país europeo con que Rusia ha concluido un tratado de libre comercio.
Aparte de eso Rusia también tiene planes estratégicas, aunque estrictamente económicas: Quiere construir un nuevo oleoducto a Europa, a través de Bulgaria y Serbia hacía los mercados europeos, dejando al lado a Ucrania. Serbia les parece un aliado más fiable, y así quieren tener un segundo trayecto para suministrar sus clientes en Europa, y poder ejercer presión sobre Ucrania respecto a las condiciones y precios para el tránsito de petróleo. Por eso la empresa rusa Gazprom compró la empresa estatal serbia petrolera en 2008, según dicen, a un precio muy inferior.
Para Serbia el negocio con Rusia significa una cierta ventaja: entran inversiones. Las empresas rusas compran barato, y pagan mal a sus empleados – igual como sus competidores de la UE o de EE.UU. Rusia hoy es un país capitalista, además de un capitalismo manchesteriano que no se ocupa con las restricciones del estado social que se estableció en los países de Europa después de la segunda guerra mundial y está desmoronándose en nuestras tierras también. Con estas prácticas los inversores rusos se encajan muy bien con lo que se está desarrollando en Serbia.

El “angel blanco”, un fresco del siglo 13. en el Monasterio de Mileseva, cerca de la frontera con Montenegro.

 

3. La economía. La propiedad. El sistema de crédito

La propiedad obrera, como establecida en la constitución de 1974, se repartía al estilo botín por gran parte después de la llegada al poder de Milosevic, quién optaba por la tarea nacional, en contra de cualquier tipo de experimento “socialista”. Una gran parte de las empresas estatales se repartía entre sus compinches, y entre los de su nefasta esposa, Mira Markovic. Los nuevos padrinos se destacaron además en el negocio de contrabando, muy necesario bajo el régimen de embargo impuesto sobre Yugoslavia/Serbia durante la guerra de Bosnia entre 1992-95, y renovado en 1999. Después de la destitución de Milosevic los títeres de la UE, ante todo Zoran Djindjic, añadieron su parte en sacar toda la gente que todavía tenían algunas ideas sobre socialismo de sus puestos, y reemplazarles con personas dedicadas a la idea de competición y de libre mercado. A ser asesinado Djindjic, naturalmente, nada cambiaba. Los ladrones antiguos, si podían afincarse con algún partido político, se quedaron, y ladrones nuevos se establecieron.
Uno no debe olvidar que en países donde no había propiedad privada en el sentido capitalista, la introducción de esa siempre, y necesariamente, se lleva a cabo con violencia común, asesinatos, y robos. No puede ser de otra manera, porque la propiedad privada es algo impuesto por los estados, el poder, y a punta de pistola o fusil. De la naturaleza no surge. Y eso se puede observar ahora en los Balcanes, igual como en todos los demás países que anteriormente se consideraron socialistas.
El empresariado en Serbia se forma sin marco legal, y las leyes siguen los hechos. Los letrados se acomodan a la situación, o dejan su oficio. Hasta en los asuntos de herencia, y de establecer la propiedad de tierras se puede observar la inclinación de los abogados y jueces de ajustarse a las condiciones nuevas, y de inclinarse a las leyes de mercado, o doblar el derecho en favor de los establecidos propietarios nuevos, y los poderosos, como alcaldes, u otros políticos locales. Es decir, se quitan tierras de sus propietarios-usuarios, alegando falta de papeles, y se les transfieren a propiedad de otros que les reivindican, sin documentación, pero con algún vínculo al poder.
Como ejemplo del espirito vigente: los empresarios de una zona de Serbia se acordaron de fijar los sueldos de sus empleados a un máximo (que es demasiado poco para vivir, demasiado para morir). Cuando allí entró una compañía francesa y pagaba sueldos más altos, los padrinos locales se dirigieron a ellos y les avisaron: ¡o dejad de pagar demasiado, o nosotros causamos problemas a vosotros! (La compañía extranjera ya se quebró a causa de la crisis mundial, así el asunto se solucionó sin demás altercados.)
En este marco hay que entender la precaria situación de los restos de sindicatos que se mantuvieron a través de todos estos tormentas políticas y económicas, y están todos ligados a algún partido de los que ahora compiten por el poder en Serbia. Se esfuerzan a ser el brazo alargado de sus respectivos padrones para apaciguar los obreros en su alcance, si se quieren rebelar; o movilizarles, si hace falta una manifestación en favor de su, y en contra de otro partido. El montaje contra los “6 de Belgrado” ante todo era un intento de amedrentar cualquier intento de autoorganizarse fuera del establecido sistema de poder.
Un montón de bancos ha entrado en Serbia – bancos italianos, austriacos, griegos, etcétera. Intentaban de crear un mercado, y un poder adquisitivo a través de crédito. Eso funcionó un cierto tiempo, pero ahora, como consecuencia de la crisis y la contracción mundial del crédito eso se fracasó en gran parte. Muchos de los créditos ya no se pueden pagar, los bancos restringen créditos, a así renace el sistema de usura. A raíz de créditos usurarios surgen nuevos problemas legales y sociales: Los clientes se quiebran, y los creedores intentan de cobrar sus deudas con violencia particular. Eso no causa problemas solamente al sistema bancario, y monetario, sino también al sistema legal y administrativo: Si se amenazan y tal vez matan a los deudores, ¿a quién van a proteger, y a quién perseguir las leyes y el sistema judicial: Los acreedores o los deudores? Si se ponen a juicio los acreedores, la propiedad privada está en peligro. Si se sancionan los deudores, se afirma la practica de usura.
También hay que entender para que mucha gente en Serbia contrae crédito. No es porque se quieren comprar un coche o construir una casa: Créditos de tal tamaño no se dan a gente con ingresos tan miserables como los de empleados serbios, donde es previsible que no van a poder redimirlo hasta su muerte. La gente corriente se endeuda con los bancos para comprarse una maquina de lavar, una nevera, o si quieren recubrir su tresillo.

 

4. La anémica “Unión de Aranceles” de los Balcanes

La antigua Yugoslavia era un espacio económico común – lo que la UE pretende establecer. Mientras los políticos de la UE intentaron “integrar” sus estados miembros en tal espacio común, se esforzaron de destruir el existente de Yugoslavia. El desmoronamiento de Yugoslavia ha causado más estragos económicos en los estados sucesores que todas las destrucciones de las guerras. El único estado que se ha salvado, con su industria de exporte, y explotando a los demás, es Eslovenia. Todos los demás, incluso Serbia, han perdido sus mercados y sus proveedores. Para el intercambio de bienes entre ellos tienen que recurrir al euro como moneda de cálculo. La UE ha creado un mercado para su exporte, forzando Croacia, Bosnia y otros a concluir tratados de libre comercio con la UE. Así esos importan más fácil de Alemania o Austria – y ¡Eslovenia!(1) – que de sus (demás) antiguos estados federales.
Para “compensar” esa desventaja los estados sucesores se han adherido a la CEFTA, una unión de aranceles creado por Hungría , la antigua Checoslovaquia y Polonia en 1992. Era un niño nacido muerto ya entonces porque esos estados también querían comerciar a base de devisas “duras” y con eso destruyeron su comercio de trueque como lo existía en el tiempo del COMECON, el “Consejo de ayuda económica mutua.”
Ahora, una institución que quería “ablandar” el efecto de la propia decisión de sus fundadores – de reemplacer el intercambio de bienes del sistema de trueque a un sistema de libre mercado a base de devisas, una decisión que causaba el completo colapso del comercio entre ellos, y por eso era un completo fracaso, – se ve resucitada en los Balcanes. Y de una manera todavía más absurda: A un estado con intercambio de bienes integro quieren reemplacer con una unión de aranceles entre estados independientes, y competidores, mientras comercian a base del euro, y con tratados de libre comercio con la UE. No es, y no lo puede ser, otra cosa que un desesperado conjuro de un ideal de colaboración de provecho mutuo que no tiene ninguna realidad.

Pancarta debajo de uno de los puentes de Novi Sad, mostrando sus 3 puentes antes y después de su destrucción.

 

5. Los refugiados y las guerras

Entre 1992 y 2000 Serbia tenía que acoger 600.000 refugiados, provenientes de la Krajna, otras partes de Croacia, Bosnia y Kosovo. Venían en varias olas: de Croacia al estallar la guerra entre el estado federal de Croacia y lo que entonces todavía era Yugoslavia en 1992, desde la Krajna después de la “Operación Tormenta” iniciada de Croacia en agosto de 1995 con la ayuda abierta y cubierta de EE.UU., desde Bosnia desde 1992, a estallar la guerra de Bosnia, y después de los acuerdos de Dayton en diciembre de 1995; y desde Kosovo en 1999.
Los refugiados de 1992 se alojaron más o menos con amigos y parientes. La peor suerte corrieron los 200.000 refugiados de la Krajna. Dejados a su suerte del régimen de Milosevic, y después más o menos abnegados en el territorio de Serbia, el ejército yugoslavo y las fuerzas paramilitares literalmente cazaron a los hombres en edad de servir en el ejército en las calles y apartamientos de las ciudades de Serbia, y les obligaron a entrar en las fuerzas armadas de la ya reducida Yugoslavia, para luchar en Bosnia, y después, Kosovo. Los quienes se negaron al aceptar este servicio se les mandaba a los ínfimos campamientos de coerción de las fuerzas paramilitares regentados por las tropas irregulares, los “tigres”, de “Arkan”, un antiguo asesino a la paga del servicio secreto yugoslavo.
A muchos de los refugiados de Krajna y Bosnia mandaron a campos de refugiados en Kosovo, en un intento de repoblar Kosovo con serbios. En la guerra de la OTAN bombardearon estos campamientos, y acabada esta guerra tenían que marcharse de allí, – si es que lo consiguieron y no eran matados por el ELK (Ejército de la Liberación de Kosovo).
Por un tiempo los refugiados en Serbia no se aceptaron como refugiados, porque el gobierno yugoslavo/serbio les hubiera preferido en sus lugares de origen, como minorías con quienes jugar en la baraja con los poderes imperialistas. No recibieron estatus de refugiados, ni permiso de residencia, ni de trabajo. Sus hijos no se admitieron en la escuela. Más tarde el gobierno serbio sí les aceptó, después de que también volvieron los serbios de Eslavonia (Croacia oriental, devuelto a Croacia después de los acuerdos de Dayton), y quedaba claro que ellos no podían regresar a sus hogares. El gobierno serbio creaba tres diferentes estatus para los serbios así venidos: “expulsados”, “refugiados“, y “reasentados“, aceptándoles y concediéndoles diferentes ayudas sociales. De todas formas, quedó la tarea de acoger esta oleada de desarraigados, en un país que casi no recibía ninguna ayuda de nadie, siendo un país agresor, y sus víctimas, culpables de su propia desgracia. La ciudad que más refugiados tenía que acoger era Novi Sad, además bombardeada fuertemente por la OTAN en 1999: De los 100.000 y pico habitantes en 1990 crecía a 200.000 diez años más tarde.
¿Puede alguien de nuestras tierras pacíficas imaginarse cómo se sintieron los habitantes, entre ellos los refugiados, de Novi Sad en 1999? Mis amigos me contaron como se fueron a su barrio de Petrovaradin al otro lado del Danubio (que además se quedó sin agua potable por meses porque los tubos que lo transportaron pasaron debajo del puente destruido por los bombardeos) en un trasbordador tipo almadía con sus hijos, viniendo del trabajo, los niños de la escuela, mientras los aviones de la OTAN pasaron encima de ellos, y a veces en los dos lados del río impactaron las bombas.

 

Cruzando el Danubio en tiempo de guerra

La ciudad de Sombor tenía que aceptar 23.000 de refugiados, y Belgrado, por supuesto, también acogía más de 100.000. Los demás se dispersaron por otras ciudades y aldeas de Serbia, y muchos, antes de todo jóvenes, emigraron, en la mayoría a Canadá y Australia.

 

6. Los “crímenes” y “criminales de guerra”. El tribunal de La Haya

El proceso de “pacificación” de la antigua Yugoslavia todavía no está concluida, aunque falta poco.

El Tribunal de La Haya para la antigua Yugoslavia se estableció en 1993 con la resolución 827 del consejo de seguridad de la ONU. EE.UU. y la UE querían dar una nueva orden a los Balcanes, y hacerse los dueños de esta zona, fraccionando a la Yugoslavia ya envuelta en guerras de separación.
Del establecimiento de esta tribunal se ve muy claro que los poderes imperialistas ya habían decidido que Yugoslavia tenía que desaparecer. Solamente dos preguntas quedaron abiertas: ¿cómo?, y ¿quien lo va a decidir?
El tribunal era la forma adecuada de imponerse sobre todos los actores políticos de Yugoslavia, así dejando claro que no eran ellos que iban a decidir algo.
La base legal de ese tribunal es muy frágil, como generalmente suele ser con asuntos de ley internacional, donde no hay un poder superior, sino varios poderes en competición. La carta de la ONU no prevé el establecimiento de cortes de justicia, así sus proponentes tenían que recurrir al capitulo 7: “Medidas para asegurar la paz mundial”, un capítulo muy elástico que ya funcionó como referencia al iniciarse la guerra de Vietnam.
El tribunal de La Haya contradice el principio de división de poderes porque decide sobre su propio procedimiento. Niega otros principios jurídicos también, como lo de la abstención de la precondenación: Ya antes de que una persona sea condenada, ya se considera culpable, un “criminal”, como sucedió con varios acusados. El tribunal también intenta de castigar y condenar hechos que en el momento de su nacer no se consideraron crímenes, así violando el principio nulla crimen sine lege (no hay crimen sino una ley que la define). Si no son capaces de condenar alguien pero no le quieren absolver, le mantienen en prisión hasta que se muere, como al momento intentan con el político – ¡y letrado! – Vojislav Seselj.
El tribunal ya ha jugado su papel para remover o callar políticos que no eran de acuerdo con el nuevo orden en los Balcanes. Aparte de Seselj figuraba como medio de coacción contra el gobierno serbio el antiguo jefe de las tropas de Bosnia, Ratko Mladic. El otro “pez gordo” que todavía está a procesar es el fundador de la Republika Srpska, la entidad serbia de Bosnia, Radovan Karadzic.

 

7. La vida política de Serbia. Los partidos.

El tiempo de mando de Milosevic que duró, cabe recordar, desde 1989 hasta 2001, puso los políticos antiguos y nuevos, y también todos los intelectuales de Serbia, desde los periodistas y profesores de las universidades hasta los maestros de escuela y toda la gente de la esfera cultural, contra la espada y la pared: o aceptaron colaborar con el régimen de Milosevic (que ofrecía ciertas libertades a cambio de no atacarle), o se sirvieron del respaldo material que ofrecían instituciones de Oeste, ante todo la fundación de Soros, omnipresente en todo el ámbito pos-socialista. Soros – quien era ya durante la Guerra Fría contra el bloque soviético algo como un pionero ideológico, y potente respecto a sus recursos –, financiaba una prensa alternativa, y a través de becas y organizaciones no gubernamentales habilitaba una gran parte de la oposición contra Milosevic. Así surgieron los dos bandos que ahora se disputan el poder: Los nacionalistas serbios que de alguna manera todavía piensan que los recursos del país tendrían que beneficiar a los habitantes del país, y los “europeos” que optan por un capitalismo sin un pero que hay que introducir mejor hoy que mañana.

Aparte del problema de integrar su economía en el sistema imperialista, globalizada, es decir, sin límites, todos los políticos de Serbia se enfrentan al problema como relacionarse con, o aceptar de una manera u otra, la pérdida de Kosovo, un hecho apoyado por los gobiernos de EE.UU. y casi toda Europa, en contra de la ley internacional, en concreto de la resolución 1244 de la ONU de 1999, que estableció Kosovo como una parte integral de Yugoslavia. Sólo que con la separación de Montenegro la entidad se quebró, y la resolución quedaba papel mojado.
Para entender el problema de todos los políticos de Serbia, con lo poco simpático que sean, hay que plantearse el problema de ellos, haciendo una paralela con España. Imaginaos, todos nosotros no siendo nacionalistas, la situación de un político, que tiene una pistola puesta contra su cabeza por los gobiernos de EE.UU. y la UE: Si no cumples nuestros órdenes, te quitamos el País Vasco y le hacemos estado independiente. Y si no acudes todavía a nuestros deseos, te quitamos Cataluña, y le reconocimos como estado independiente. Todavía no estás dispuesto a colaborar? Entonces te quitamos Aragón, y el Cantábrico, y ...

Así los políticos de Serbia se encuentran en una situación verdaderamente delicada: Tienen las minorías serbias en Bosnia y Kosovo, y también en Croacia, que cuentan con su apoyo, pero al mismo momento tienen la amenaza continua pendiente sobre sus cabezas por parte de los poderes de EE.UU. y UE, de reducir todavía más a su país ya muy encogida. Queda la Voivodina para ejercerles presión, la región al norte del Danubio, tierra muy fértil, y poblada por minorías húngaras, rumanas, eslovacas, ucranianas, y otras. (En una temporada también se barajaron los territorios de Presevo, en el sur de Serbia, poblado por albaneses; y el Sandzak, en el suroeste, poblado por una minoría de musulmanes, para también instigar movimientos separatistas.)
¿Que hacer? ¿De donde sacar recursos para ayudar a los serbios de Bosnia y de Kosovo, y integrar los refugiados dentro de Serbia? ¿A quién poner impuestos con que cubrir todos los gastos estatales? ¿En qué mercados colocar deuda de un estado sin aliados? ¿Cómo estimular una economía quebrada, pacificar una población hambrienta y descontenta, viviendo en una gran parte de dinero de jubilaciones o remesas de Alemania, Francia, Italia etcétera? ¿Que rumbo pueden elegir los lideres serbios?

Torre de la fortaleza de Kalemegdan en Belgrado, dominando la confluencia de los rios Sava y Danubio.

 

8. Conclusión: Serbia, y sus vecinos, a la merced de la UE, de EE.UU. y de Rusia

Con todos los problemas expuestos hasta ahora se queda muy claro que la Serbia chica de hoy tiene muy poco lugar para maniobrar. Como estado sucesor de Yugoslavia tenían que aceptar una parte de la deuda de la antigua Yugoslavia. Después siguieron las guerras que también aumentaban la deuda del país, y así por pura lógica de mercado Serbia está ya a la merced del mercado financiero.
A eso hay que añadir la pérdida de sus antiguos proveedores y mercados, que aumenta más la dependencia a dinero prestado para importaciones necesarias.

Políticamente también es un país “deudor”, o en callejón sin salida.

Eso es una cosa para memorizar como lección política: como un país próspero, ¡y reconocido! (mirad los funerales de Tito y el mogollón de jefes de estado desfilando allí, como Helmut Schmidt, Margaret Thatcher, Hua Guofeng, Leonyid Brezhnyev,) se convierte dentro de una y media década en un país pequeño, bombardeado, miserable, despreciado, y con una persecución permanente pendiente sobre su cabeza; para sus ciudadanos: desde cosmopolitas bienvenidos en cooperaciones de arte, de música, de cine, de ciencia, sin limites de viajar (los yugoslavos no necesitaban visado para viajar a los países europeos, ni a EE.UU.) – reducido a una parte de su propio país, o desterrados de sus propias tierras, sin trabajo, sin recursos, y sin perspectivas de mejora, y además con el estigma de asesinos en colectivo.
Eso se ha desarrollado más o menos ante nuestras puertas: El papel de Yugoslavia estaba cumplida, y a la basura con sus habitantes, con el beneplácito y apoyo de los estados democráticos; – y a continuación, todos los Balcanes, a la miseria.

El juego de ajedrez, mientras tanto, continua ... África, Asia, América Latina. El mundo es grande.

Una tienda de flores en la Skadarlija, la zona peatonal y de muchos restaurantes en el centro de Belgrado.

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(1) Dentro de la antigua Yugoslavia Eslovenia tenía una industria capaz de exportar a mercados capitalistas, y por eso era un suministrador de divisas para el presupuesto yugoslavo. Los políticos eslovenos se pueden, en un cierto sentido más todavía que los serbios, croatas y musulmanes, considerar sepultureros del estado federal: Ellos calcularon – y los desarrollos posteriores les dieron razón – que tienen una economía capaz de superar la competición capitalista, y querían liberarse de todas las obligaciones hacía Yugoslavia. Con el ingreso de Eslovenia en la UE en 2004, y la adhesión a la eurozona en 2007 Eslovenia tiene todos los mercados abiertos para sus mercancías: los estados sucesores de Yugoslavia igual como los mercados de toda la UE.

 

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Este artículo se publicó – levemente alterado – en dos partes en CNT nº 377, en abril de 2011, y en CNT nº 378, en mayo de 2011.

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