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DEL ESTE: HUNGRÍA
Introducción Con 15 años de transición de dictadura a democracia a sus
espaldas, Hungría ha entrado recientemente en la Unión Europea.
Estos son rasgos que tiene en común con España, aunque diferiendo
en el tiempo. Esos cambios, sin embargo, se han producido bajo condiciones
y circumstancias muy diferentes, tanto respecto al tipo del sistema economico
socialista desmantelado en estos 15 años, como a las condiciones
internacionales en que se ha tenido que desarollar la transición. Eso ha llevado a una situación poco sorprendiente: Han ganado unos de los húngaros, la mayoria ha perdido.
En la época socialista la agricultura hungara era casi la unica
en el Este que se podía llamar verdaderamente productiva y eficaz.
La tierra de la Gran Planicie Húngara és fertil, además
había sido colectivizada y dotada de recursos. Las grandes superficies
planas se labraban con maquinería moderna, y Hungría exportaba
trigo, carne, vino y hortalizas a todos los paises del Bloque de Este,
y también al algunos del Oeste. A partir de 1989 todo cambió.
Los paises del antiguo COMECON cambiaron su sistema de comercio del trueque
a la facturación en dólares que derivó en la incapacidad
de pagar sus importaciones pues no tenían dólares suficientes.
Los mercados de la UE, ocupados en su propia integración económica,
cerraron sus puertas a los alimentos húngaros. Compañias
extranjeras compraron una gran parte de los comercios alimentarios y muchas
fábricas de alimentos, y empezaron de importar productos agriculturales
de fuera porque les resultaba más rentable. De este modo los agricultores húngaros se vieron privados de sus mercados exteriores y también disputados en el mercado del interior. Las tierras han sido privatizadas en
un confuso proceso poco transparente llamado “restitución”,
que sobre todo beneficiaba unos especuladores de immuebles y valores.
Mucha gente despedida de su trabajo sin experiencia prévia y con
escasos recursos, empezó a dedicarse a la agricultura como forma
de supervivencia. Economicamente eso significa que una parte de la agricultura
húngara hoy no es productiva, sino sólo autosuficiente. Hungría practicamente ha dejado
de ser un país agrícola en el sentido que tenía anteriormente.
Muchos alimentos que antes producía ahora tienen que ser importados
y de este modo va cargando su balance de pagos. La verdadera dimensión
de la caída de la producción no se puede determinar porque
ya no hay estadisticas agriculturales ni otros datos fiables sobre la
producción en este sector de economía. Las autoridades respectivas
no tienen suficiente dinero para hacer fotos aéreas de las superficies
trabajadas, ni para la reforestación adecuada de las tierras dejadas
en barbecho, que aumentan año tras año. Además no hay constancia a quién
pertenece la tierra. Como consecuencia de una ley de los años 90
que prohibe la venta de suelo agrícola a extranjeros muchas tierras
se vendieron ilegalmente, sobre todos a austríacos y alemanes,
quienes de alguna manera se benefician de los bajos precios de suelo y
las fronteras abiertas y otras cosas poco claras para aumentar sus propios
ingresos. Estos “contratos de bolsillo” que no entraban en los
libros de propiedad se cree que afectan un tercio de la tierra cultivable
de Hungría. Son y serán en el futuro una constante fuente
de corrupción. En el sector industrial la transición
ha sido ante todo un proceso de desindustrialización. En muchas
regiones de Hungría se pueden ver gigantescas ruinas de fábricas
de acero, bauxita, hormigón, papel, minas de carbón
abandonadas, y un largo etcétera. La gente que se quedó
sin trabajo de un dia para otro, con qualquier formación y/o educación,
tenía que convertirse en “empresario”.
La CNT tiene larga experiencia en la lucha contra sindicatos estatales
que colaboran con el capital y el estado para asegurar la paz social y
la mano de obra barata. Pero existe algo peor a esos sindicatos verticales,
y eso es que no haya ningún sindicato, ni estatal, ni revolucionario.
Eso es el caso de Hungría. Los sindicatos en los paises socialistas tenían funciones muy distintas
de los en los paises capitalistas. Eran instituciones para organizar la
vida de la clase trabajadora que allí persistía aunque se
había eliminado la clase explotadora. Los sindicatos organizaban
actos festivos y campañas para trabajar horas extras, pero también
vacaciones y jardines de infancia. Disponían de una amplia red
de inmuebles, como casas en el campo de uso recreativo y salas para reuniones
y fiestas. Eran órganos de control y indoctrinamiento, pero también
prestaron servicios útiles para los obreros. Después de 1989 se disolvieron las organizaciones centrales, así
se quedó sin dueño el imperio inmobilario. Los edificios
se desmoronaron or eran vendidos por poco dinero por municipios o nuevos
propietarios de empresas. En las empresas estatales que duraron un tiempo
se formaron nuevos comités de empresas llamados “representantes
de la plantilla” afiliados a los nuevos partidos, que se planteaban
como tarea promover la privatización y denunciar como comunista
a qualquier persona que se oponía de alguna forma. Estos “representantes”
desaparecieron al poco tiempo, ante todo por el cierre de las empresas,
y también porque los demás se dieron cuenta de que no representan
a nadie. Eran los idiotas útiles de la transición o abogados
del diablo. Había empresas donde la plantilla se autoorganizó y quería
hacerse cargo de su empresa. Estas aspiraciones eran rechazadas con argumentos
pseudo-economicos como deudas pendientes sobre la empresa que los trabajadores
no podían pagar. A veces las autoridades locales se sirvieron de
la policía para desalojar trabajadores de empresas. Todos los gobiernos húngaros desde 1989 han querido presentar su
clase trabajadora como educada, disciplinada, barata y sin derechos o
pretensiones. De esta manera querían atraer el capital internacional. Cuando la empresa General Motors abrió su fábrica en Szentgotthárd
(cerca de la frontera con Austria) a principio de los noventa se celebró
como una inversión ejemplar, precursora de otras grandes inversiones
esperadas. Los salarios no tenían nada de extraordinario: el trabajador
debía ser feliz de tener trabajo, y punto. La primera condición
para ser empleado en esta fábrica era que el aspirante no estuviera
afiliado a ningun sindicato. Supuestamente las autoridades húngaras
colaboraron estrechamente con la empresa para filtrar los obreros que
buscaban empleo. En la fábrica de Suzuki en Esztergom (en la orilla del Danubio, en la frontera con Eslovaquia) ya no trabaja mucha gente de Esztergom y aldredores. La empresa les considera demasiado caros. Hace años empezaron a contratar obreros de la ciudad de enfrente, de Sturovo en Eslovaquia (la población de Sturovo, en húngaro Párkány, es 100% de etnia húngara), quienes antes de que se abriera el puente hace tres años tenían que venir y volver en transbordador. Los capos de Suzuki también contratan sus empleados en el Alföld, la planicie al Este del Danubio donde el paro es muy alto y la gente suscribe qualquier contrato sólo para tener empleo. No hay convenios. En Suzuki como en cualquiera otra empresa pueden trabajar tres personas, una al lado de la otra, haciendo el mismo trabajo, y cobrando tres salarios diferentes.
Hungría posee unas caracteristicas geográficas que hace
mucho tiempo han sido objeto de atención y prevención, ante
todo con el manejo del agua. Hasta hoy existe una autoridad para la gestión
del agua, con sede en Budapest, el “Departamento para Asuntos Acuáticos”. A las inundaciones de la Tisa también añaden su parte los
desarollos desafavorables en los paises vecinos, en Romania y Ucrania,
donde el concepto de vender la riqueza nacional a cualquier precio ha
llevado a una gran extinción de montes en la cuenca hidrografica
de la Tisa. Viene un invierno con precipitaciones elevadas, una primavera
con temparaturas altas súbitas, y ya se desborda el rio, cada año
con niveles récord. Por ultimo, una vez por fin desaparecido el
agua viene el verano de estepa típico para la Gran Planicie Húngara,
y se lleva otra parte de la cosecha todavía en pie. La polución industrial también contribuye al estado grave del medioambiente. Para atraer inversores las leyes de protección de medioambiente son muy débiles, y si las hay, no se aplican debidamente. Así, es muy frecuente la fuga de líquidos o gases tóxicos, que llevan al envenenamiento del agua potable. Los particulares también son fuente de contaminaciones: la decentralización general, la falta de recursos, la bancarota de varios municipios tiene su efecto en la deficiente recogida de basura que a su vez se deposita con frecuencia ilegalmente en campos y montes.
El partido político más importante por la transición,
hoy de nuevo en el poder, es el antiguo partido estatal, que en Hungría nunca se llamó ahora Partido
Socialista. Sus lideres, ante todo el ya dimitido Gyula Horn, se han destacado
en abrir Hungría hacia el Oeste y integrarla en las instituciones
imperialistas, la OTAN, la UE. Hungría bajo los socialistas ha
sido el alumno modelo de la transición. Eran los primeros en introducir
un programa de recorte social extremo, el llamado paquete de Bokros, entonces
ministro de Hacienda. Fueron los primeros en la orbita poscomunista en
conceder una base militar a EE.UU. para su misión en los Balcanes,
y más tarde, para el bombardeo de Yugoslavia. Han introducido la
obligación de dirigirse a fondos privados de pensiones, cuando
en Austría y otros paises vecinos se discutía todavía
este paso. Consideran como su gran éxito la transición pacífica.
La deplorable situación economica y social en el país no
les afecta. En el extranjero son considerados los garantes de la estabilidad
y fiabilidad, por sus adversarios políticos nacionales son traidores
de los intereses del pueblo húngaro. La iglesia católica era una de las columnas del estado húngaro
bajo la dictadura de Miklós Horthy, en la época entre guerras
y hasta el final de la II Guerra Mundial. Perseguida y debilitada en la
época comunista, desde 1989 ha recibido mucho respaldo político
y material y está nuevamente preparada de asumir su antigua parte
en el espectro político y educativo, causando temores entre los
miembros de otras confesiones, como protestantes, calvinistas y judíos,
así entre la gente de pensamiento liberal. Entre los grupos no representados en
el parlamento destacan los Verdes, debiles, impopulares, y conservadores,
y los neofascistas quienes se dedican al culto abierto del partido facha
húngaro, los “Flecheros” y su líder Ferenc Szálási,
procesado y ejecutado como criminal de guerra en 1946.
En la era de dominio soviético el pensamiento político era
muy regulado y censurado. Lamentablemente se censuraban más las
ideas de izquierda no-comunista, no-soviética que las ideas de
libre mercado, de beneficio “justificado”, de democracia y desarollo
en los paises de Europa y EE.UU. Los comunistas en poder evidentemente
temían más las ideas de la competencia izquierda que las
ideologías del Gran Enemigo, el mundo imperialista. Así
los húngaros por más que 40 años casi no tenían
posibilidad de conocer las ideas de Mao, de Trotsky, de Che Guevara, o
del anarcosindicalismo. La restricción de ideas no deseadas no se debía solamente
a censura de libros o periodicos llegando al país, sino también
hay que tomar en cuenta el problema de la lengua. El húngaro es
una lengua muy especial, practicamente sin parientes en el conjunto europeo.
Lo que no se traduce al húngaro, no pueden leer muchos. En las
escuelas de Hungría casi no se enseño el inglés,
por razones políticas. Se enseñó el ruso, pero por
razones nacionalistas la gente no quería aprenderlo. Queda como
unica lengua internacional el alemán. Lo enseñaron maestros
y profesores de Alemania Oriental y casi toda la literatura alemana que
llegó a Hungría provenía de este país, que
se destacaba por su sumisión a las exigencias ideologicas de la
Unión Soviética. Al contrario a Polonia, o Yugoslavia, por
ejemplo. Cuanto más
experimenta la gente las maldades del capitalismo, más se niega
a reconocerlo. Para los intelectuales de Budapest los culpables son el
propio pueblo: mal educados, perezosos, mimados del socialismo. Para los
campesinos y los intelectuales de campo son los gitanos, los políticos
liberales, los judíos, los rusos con su herencia mala y el extranjero,
generalmente por estar contaminado de los judíos. Entre los húngaros
de toda clase además es muy común el desprecio por los pueblos
vecinos, los serbios, los rumanos: Los húngaros se consideran una
raza superior a aquellos.
En húngaro la palabra „revolución“ se traduce
como „punto de ebullición“ o „de fermentación“, y generalmente se aplica a
la lucha por la independencia de los años 1848-49. Por lo que se
vinculan estrechamente la revolución y el nacionalismo: cuanto
más nacionalista se presenta alguien, más revolucionario
se considera. El unico representante y propagador de ideas anarcosindicalistas en Hungría fue el teórico socialdemócrata Ervin Szabó, fallecido en 1918 a causa de la gripe española. A pesar de sus esfuerzos valerosos no encontró partidarios, ni antes ni después de su muerte.
Este articulo se publicó en CNT nš 316, en octubre de 2005. Como tenía que caber en dos paginas los compañeros omitieron partes del original. |