AUSTRIA Y LA HERENCIA DEL NACIONALSOCIALISMO: LA “HISTORIA SIN SUPERAR”  Y EL “PROBLEMA DE LOS EXTRANJEROS”

 

La reintegración de los antiguos nacionalsocialistas en la Austria pos-guerra

Al acabarse el régimen nazi en Austria en la administración no cambiaba mucho. La mayoría de los empleados públicos, los médicos, los profesores y maestros se quedaba en su sitio. Rendir cuentas a los asesinos nazis no figuraba entre las prioridades de los nuevos gobiernos democráticos, tampoco hicieron caso de eso los poderes victoriosos quienes ocuparon Austria desde 1945 hasta 1955. A los judíos sobrevivientes no compensaron, al contrario: se cometía todo posible para que no volvieran, o que se vayan a Israel. Había empezado la Guerra Fría y el nuevo enemigo eran los Rojos, la Unión Soviética y sus representantes quienes también ocuparon una parte de Austria. En esta continuación de poderes turbios también tenía su papel la Declaración de Moscú de 1943 en la que los ministros del Exterior de EE UU, Gran Bretaña y la Unión Soviética acordaron que iban a “liberar” Austria, y que consideraban este país la primera victima de la agresión alemana. Aunque en esa declaración también figuraba que iban a mirar como contribuía Austria a su liberación, de eso más tarde se hizo caso omiso con la situación cambiada después de la muerte de Roosevelt. La única parte de Austria donde había cierta recompensa de los desheredados – judíos, gitanos, comunistas – era la zona de la ocupación soviética.

Los miembros de la NSDAP (el partido nacionalsocialista) se reconstituyeron en 1949 bajo la denominación VdU (Asociación de Independientes). Mientras que el partido conservador (ÖVP, Partido Popular) de Austria no lo miraba bien, los socialdemócratas apoyaba este partido nuevo porque vieron en eso un competidor de la ÖVP con que pudieran ganar peso en las elecciones frente a un bloque conservador dividido. El partido se reconstituyó en 1955 con el nombre  FPÖ – que absurdamente se traduce al castellano como Partido Libertario.
La política de colaboración continuaba cuando los socialdemócratas ascendieron al poder en 1970 con el apoyo de la FPÖ. Entonces hicieron una reforma de la ley electoral que beneficiaba ante todos los pequeños partidos, así la FPÖ.

El ejército austriaco se formó después de la retirada de las tropas de ocupación en 1955 – naturalmente los mandos eran ex-nacionalsocialistas.

Así todos los nazis se integraron más o menos pacíficamente en el nuevo estado democrático. De los juicios a los peces gordos austriacos se encargaron los poderes victoriosos en Nuremberg, o, en el caso de Eichmann, Israel. No les pusieron a juicio las autoridades austriacas.


El “caso Waldheim” y el ascenso de la FPÖ al poder

Todo esta convivencia pacífica entre nazis y demócratas se vio revuelto en 1986 cuando comenzó el tal llamado “asunto Waldheim”. Cuando el ex-secretario de la ONU Kurt Waldheim se presentó para las elecciones presidenciales, por varias razones dentro y fuera de Austria se “descubrió” el hecho que antes de 1945 había sido miembro del partido nazi – una cosa bastantemente común entre los políticos austriacos. La parte liberal-burgués de la sociedad austriaca se alzó, y empezó un alboroto sobre la “historia no superada” del país. Sin embargo, exactamente con este movimiento contra nazi empieza el ascenso de la FPÖ de un partido pequeño a un partido de masas, con el descubrimiento del “problema de los extranjeros”, los emigrantes de trabajo de Yugoslavia y Turquía quienes habían sido contratados por el empresariado austriaco durante los años 60. Como más fiel aliado de la FPÖ se destacó el sindicato unificado de Austria, el ÖGB (Federación Austriaca de Sindicatos) quien defendía los puestos de trabajo, quiere decir la explotación, para “los austriacos”. En el fondo de esta alianza se escondía el hecho que entonces empezaba a notarse por primera vez el problema del paro que antes había sido casi desconocido en Austria. Con el aumento del paro y la caída del Telón de Acero que causaba una inmigración masiva de los ciudadanos del antiguo Bloque del Este, la FPÖ ganó miembros y votantes de la desilusionada clase trabajadora. Mientras tanto, el partido siempre tenía una base estable de intelectuales y gerentes a través de los ultra conservadores asociaciones estudiantiles, los tal llamados “asociaciones golpeadoras” que celebraban la iniciación de nuevos miembros con pruebas duras, como una herida en la cara a través de una espada, el tal llamado „Schmiss“ que queda para siempre.

El éxito del partido culminaba en la coalición con la ÖVP, el Partido Popular, en 2000. Habían obtenido tantos votos como la OVP, y por eso la OVP vio su posibilidad a formar un gobierno de derechas.


Escisión y recuperación de la popularidad

Curiosamente con el ascenso al poder empezó el descenso de la FPÖ en popularidad. La inminente contradicción de partidos de este tipo se demostró claramente: mientras están en la oposición pueden hacer protagonismo azotando la “corrupción” y la decadencia de los “caciques” en el poder. Una vez convertido en un partido gobernante sus miembros también se convierten en “caciques” y empiezan a llenarse los bolsillos. El viejo método de propaganda ya no funciona. Ya no se pueden presentar como los representantes fiables del “hombre humilde”.
Desde 1999, cuando obtenían 23 % de los votos hasta 2005 perdieron muchísimos adherentes y se quedaron con unos miserables 6 %. Como consecuencia había una escisión. El carismático líder Jörg Haider se quedó con una parte del partido, que se rebautizó con el nombre de BZÖ (Federación para el Futuro de Austria) y los jóvenes rebeldes bajo Heinz Christian Strache continuaron con la vieja FPÖ. Después de la muerte de Haider en un accidente de tráfico en 2008 el partido BZÖ perdió toda importancia. Ya no está en el parlamento.

El nuevo FPÖ ha vuelto a la base de su éxito bajo Haider: ha hecho la lucha contra la “extranjerización” su tarea principal. Pero ha hecho una nueva definición del “extranjero”: ahora la FPÖ se defina como partido “europeo” que lucha contra el peligro del Islam. Sigue haciendo reparos contra los gitanos del Este, los cíngaros que siguen invadiendo Europa por falta de perspectiva en casa, pero ha descubierto los serbios como base de votos: Strache ya ha acudido a fiestas de los serbios en Austria con el rosario serbio, la broyanitsa, en el pulsar. La FPÖ se presenta como hogar, centro de los valores occidentales contra los infieles. Participan en asambleas de vecinos en barrios contra la construcción de mezquitas. Con esta estrategia de nuevo han ascendido a gran popularidad, y se les pronosticaba unos 30 % en las elecciones parlamentarias.

Sin embargo, los pronósticos no siempre captan los verdaderos sentimientos de la gente. La corrupción en que había sido envuelto el partido en su tiempo en el poder, y ante todo la bancarrota del banco hipotecario de Carintia que había sido un feudo de la FPÖ hicieron mella en el electorado de la FPÖ. Perdieron su mayoría en Carintia, y solamente alcanzaron un promedio de 20 % a nivel nacional. Presentarse como bastión contra la corrupción al servicio del ciudadano humilde choca con las relevaciones contra anteriores miembros del partido. La FPÖ ahora está en apuros en buscar una salida de este dilema.

Esta busca de un camino donde seguir también se demuestra en las relaciones internacionales. Los acontecimientos recientes en Ucrania son un bien ejemplo de eso: la FPÖ daba la espalda a sus correligionarios en Ucrania, la Svoboda y el Sector Derecho. Igual como Marine Le Pen en Francia lo hizo expresamente, la FPÖ se solidarizaba con Rusia.

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Este artículo era un encargo del periódico CNT. Lamentablemente la redacción optó por dejar de publicar el periódico en octubre de 2014. Como no es cierto que se va a continuar la publicación en el futuro, yo decidí de publicar el artículo aquí.

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