LA DERECHA EN HUNGRÍA: LUCHA ENTRE NACIONALISTAS

 

El Tratado de Paz de Trianon en 1920 que diminuía a Hungría a un tercio de su territorio anterior sigue ocupando la fantasía de sus patriotas.


Corta historia del nacionalismo y fachismo húngaro

La efímera República de Consejos de Hungría también tenía su base popular en la idea de recuperar territorio – para una Hungría socialista, por supuesto. La contrarrevolución bajo el mando del ex-almirante Miklós Horthy que aplastaba ese movimiento se presentaba como salvador contra la “marea roja” y culpaba a ellos por el desmantelamiento del país. El deseo de recuperar el tamaño anterior y así curar las heridas de la “Hungría mutilada” llevó el gobierno de Horthy al aliarse con la Alemania nazi y obtener partes de Rumania y Eslovaquia en las “Arbitrajes de Viena” en 1938 y 1940. Después de la derrota de Alemania en 1945 se reestablecieron las fronteras según el Tratado de Trianon. En la Hungría socialista se prohibió cualquiera mención de los territorios “perdidos”.

En la Hungría del regente Horthy que en Europa se mencionó con el nombre del “país de 3 millones de mendigos” – el proletariado rural – surgió la ideología del „hungarismo” que consideraba la raza húngara una raza superior, destinada a dominar las demás nacionalidades in su entorno. Con esta convicción el militar retirado Ferenc Szálasi fundó el Partido de la Voluntad Húngara en 1935, que se reconstituyó en 1937 con el nombre de Partido Nacional-Socialista de Hungría, y en 1939 con el nombre de Partido de la Cruz Flechada. Los cambios del nombre se debían al hecho que el ministerio del interior repetidamente prohibió el partido, porque entre el Gobierno de Horthy y el Partido de Szálasi hervía una competición respecto a ¿quién es el mejor defensor de la nación? (Como vamos a ver más adelante, la historia se repite.) Esa competición también concernió el asunto de los „parásitos”, enemigos de la noble raza húngara: a los judíos. Entre 1938 y 1942 el gobierno de Horthy promulgaba 4 “leyes judías” que – calcos de las parecidas leyes alemanas – prohibieron ciertos estudios y profesiones a los judíos, los matrimonios mixtos y les declararon una raza, independiente de su confesión religiosa. En 1939 se declaró la formación de un „servicio de trabajo” para elementos de poco fiar, como judíos y comunistas que se empleaban para varios tipos de trabajo forzados y también tenían la obligación de ir a la guerra desarmados, ocupando tareas de construcción y mantenimiento.

Cuando el gobierno de Horthy después de la batalla de Stalingrado llegó a la conclusión que Alemania iba a perder la guerra y empezaba de buscar posibilidades de renegar al lado aliado, el ejercito alemán en marzo de 1944 ocupaba Hungría y en octubre de este año destituía a Horthy y nombró como gobernador a Szálasi. Entonces empieza el “Reino del Terror” y la deportación masiva de los judíos a los campos de exterminio nazi que tenía como ultimo capítulo las “marchas de muerte” al campo más cercano de Mauthausen. Los judíos húngaros constituyen el grupo nacional más grande de los asesinados en Auschwitz. Se calcula que entre 1938 y 1945 murieron mas que 600.000 judíos húngaros.


La “solución” socialista contra el fachismo: callar y prohibir

Después de 1945 se construyó la Hungría socialista bajo mando soviético. Como el partido pro soviético húngaro (que no se llamó comunista, sino “Partido Socialista de los Trabajadores”) no era muy popular tenía que hacer algo para atraer miembros. A los “pequeños” cruzflechadistas que no habían cometido grandes atrocidades les ofreció amparo de persecución jurídica si entraron en el partido. Así el partido único de Hungría se erigía sobre cimientos parcialmente fascistas. A eso hay que añadir que muchos judíos sobrevivientes también entraron en el partido para vengarse por la pérdida de sus familiares. Uno puede imaginarse que espíritu de unidad reinaba en este partido gobernante.

Durante el periodo socialista el fascismo y el exterminio judío o gitano era un tema tabú. No se investigaba y casi no se publicaron libros. Quedó relegado a la tradición oral.


La democrácia crea competición que fomenta el nacionalismo

Con la transición de 1989/90 de repente resurgió el antisemitismo y el deseo de resucitar la Gran Hungría. El partido de la transición, el Foro Democrático de Hungría (ya desaparecido) se escindió en 1993 después de una discusión aguda en el parlamento sobre un contrato de reconocimiento mutuo de la frontera con Ucrania. El protagonista de la posición que revindicaba una revisión de la frontera, István Csurka, entonces formó su propio partido, el Partido de la Verdad/Justicia y de la Vida. En las ideas del escritor Csurka sobre la nación húngara como suerte y vocación se inspiraba el partido Jobbik (El Mejor/El de la Derecha) que se formó en 2003 de los representantes estudiantiles de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest. Su ascenso como fuerza política es un resultado de las consecuencias económicas de la adhesión de Hungría a la UE. (Hoy en día en Hungría más que 4 millones de personas – de una población de 10 millones – viven bajo el umbral de la pobreza.) En 2006 el entonces jefe de gobierno (de afiliación socialista, el sucesor del antiguo partido unido estatal) admitía en una reunión que había mentido sobre los beneficios que iba a traer la entrada en la UE. El discurso llegó al radio y se desencadenó un furor popular que ayudó mucho a la popularidad de los Jobbik. Sus miembros en 2007 fundaron una organización paramilitar, la Guarda Húngara que hizo unas prestaciones de juramento espectaculares en plazas de Budapest y aterrorizaba barrios gitanos de zonas rurales, hasta su prohibición en 2009. Los Jobbik han trabajado duramente para obtener el éxito reciente de 20 % en las elecciones de abril de 2014. Se han ido a las empobrecidas regiones del noreste – con minas abandonadas y campos desolados por falta de recursos –, y allí han ido de puerta a puerta para convencer a la gente de votar en su favor. Cuando no recibieron frecuencia para una emisora fundaron la primera radio de Internet en Hungría, la “Radio de la Santa Corona.”

Prestación de juramento de la Guarda Húngara en Budapest en 2007

Al lado de la bandera nacional de Hungría se ve la rojiblanca Bandera de Arpad, el líder mítico que conducía los tribus húngaros a la cuenca de los Cárpatos a “tomar la tierra” entre 897 y 900.

Esta bandera simboliza – mas todavía que la bandera actual – la pretensión a recuperar la Gran Hungría: la re-incorporación de Transilvania, la Voivodina, Eslovaquia y otros territorios “perdidos”.

 

El ascenso de los Jobbik preocupa su gran rival, el partido gobernante Fidesz – Federación de Demócratas Jóvenes. Fidesz también surgió de una organización estudiantil de la Universidad Eötvös Loránd, en la víspera de la transición, en 1988. Se presentaron como jóvenes, dinámicos, empresarios, la fuerza del futuro. Organizaron fiestas en la calle. Con el tiempo y el crecimiento o el fracaso de sus empresas se volvieron más y más conservadores. Descubrieron los valores burgueses: la familia, la patria, la iglesia. Su aversión contra su rival, el Partido Socialista cambió de retórica – en vez de “comunistas” que quieren sofocar la pujanza empresarial se convirtieron en traidores de la patria que venden el país y sus riquezas al FMI y la UE. Al internacionalismo, liberalismo y la libertad del pensamiento presentan como los más grandes peligros para la nación húngara. Han decretado una nueva constitución que no conoce otra obligación, otro principio que la nación. Más y más escuelas y universidades públicas pasan al mando de la iglesia católica. Mientras limitan la libertad de expresión mediante legislación y recursos negados permiten a los medios de comunicación de su entorno un lenguaje provocador que constantemente azotea la corrupción del partido socialista, la carente voluntad de integración de los gitanos, el parasitismo de los bancos extranjeros. Han introducido un servicio de trabajo para los parados: ahora gente con diploma tiene que limpiar las calles. A los sin techo alejan de las ciudades y abandonan a su suerte hasta que mueran en un bosque. Y reescriben la historia. En la historia oficial según Fidesz el gobernador Horthy era un benefactor de Hungría quien trajo prosperidad al país que los comunistas han destruido, y que hizo todo para proteger los judíos húngaros.

El presidente del Gobierno de Hungría, Viktor Orbán, dando uno de sus discursos recientes, siempre con los colores de la Patria. Él mismo, un poquito más contemplativo, en la inauguración de un puente internacional sobre el Danubio, en 2001, durante su primer gobierno.
En la fase de la fundación del partido Fidesz, junto con el ahora presidente de Hungría, János Áder, en 1988 o 1989. Con 17 años, viviendo todavía en su pueblo natal en el noroeste de Hungría.

Esos son los dos partidos que se disputen la primacía política en Hungría, seguido de tímidos gemidos sobre derechos humanos, estándares democráticos y libertad de prensa – que es lo único que saben producir sus críticos.

 

Este artículo apareció con algunas modificaciones en CNT 413 (julio 2014).

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